Es bien sabido que en nuestros artículos nos gusta incidir en aspectos básicos (pero esenciales) que son olvidados a menudo. Este artículo no es una excepción.
Vamos a analizar muy brevemente esos efectos económicos y financieros responsables de resultados espectaculares a nivel micro y macro, normalmente a largo plazo. Ilustraremos el concepto de “círculo virtuoso” con ejemplos.
El primer ejemplo es la financiación gratuita de negocios con dinero ajeno. Parece imposible ¿no? Pues no lo es. Hablamos de negocios que tienen ingresos con mucha antelación a tener los gastos asociados correspondientes. Concretando más, acabo de reservar unos vuelos para Marzo-Abril del año que viene. Como es lógico he tenido que pagar por ello en Diciembre de 2017. La pregunta es ¿Cuándo pagará la aerolínea los gastos asociados? Posiblemente el combustible lo pagará allá por Julio de 2018 (a 90 días de servirse), el leasing del avión en fecha similar, los sueldos en la nómina de Abril de 2018, etc. Es decir, tanto el cliente como los proveedores estamos haciendo a la empresa un préstamo sin intereses. Esto disminuye los costes de financiación, lo cual concede una ventaja. Y es una ventaja consustancial a la naturaleza del negocio, es decir, sostenible en el tiempo. Las tiendas nuevas de, por ejemplo, Mercadona, se abren con financiación gratis de clientes y proveedores. El concepto es importante aunque por sí solo no convierte a una empresa en una buena inversión.
Muchísimo más importante que lo anterior es la capacidad de una empresa de mantener un rendimiento alto del capital utilizado. El círculo se completa con la reinversión de los beneficios. Sin entrar en conceptos como el capital empleado o capital invertido y la rentabilidad sobre ellos (ROCE, ROIC), si una empresa consigue beneficios netos de, digamos, el 20% sobre el capital desde luego es una buena empresa. ¡Pero es mucha mejor empresa si esos beneficios se utilizan para incrementar el capital y obtener nuevas rentabilidades altas sobre un capital mayor! Esto no es más que un caso particular del interés compuesto. Lógicamente este círculo virtuoso requiere crecimiento. Es así como gente como Amancio Ortega han llegado a las listas de personas más ricas del mundo.
Corolario importante: si una empresa tiene rendimientos sobre su capital altos y sostenibles en el tiempo, es mucho mejor que no pague dividendos.
Hay que notar también que es difícil lograr rendimientos altos de manera prolongada en el tiempo. Las empresas al crecer demasiado tienden a deteriorar su rentabilidad, y rentabilidades altas tienden a atraer competidores con lo cual el negocio se resiente. Mantener un gran rendimiento suele ser cada vez más difícil.
Pero para mí el círculo virtuoso por excelencia sería el de tener un sistema de pensiones de capitalización. Un sistema de ahorro a largo plazo que invirtiese sobre todo en acciones. Un sistema con incentivos fiscales de verdad, heredable, y a poder ser bajo el control del individuo o de la entidad privada de su elección. Me gusta ilustrar el concepto diciendo que la inversión de los padres da trabajo a los hijos, que a su vez ahorran e invierten para dar una pensión a los nietos. Un sistema con estas características dota a un país del capital que necesita para tener una productividad alta y en aumento. Un sistema así contrarresta el cortoplacismo rampante de los mercados y permite abordar proyectos que maduran a 20 o 30 años…
Las ventajas son tantas que uno se pregunta por qué no se implementa algo así. Los detractores dirán que es imposible, pero es que ni siquiera se ha intentado. Y francamente, si está bajo el control del Estado “invertirían” en deuda pública del propio estado para gastárselo en proyectos estériles.
Descuidamos el ahorro y la inversión a nuestro propio riesgo. Con casi cualquier estilo de inversión, utilizando el activo más rentable (las acciones) y con un horizonte de largo plazo se consiguen resultados muy buenos de cara a la prosperidad futura.
Publicado simultáneamente en inBestia