Pocos debates levantan tanta polémica en la comunidad financiera como la elección entre inversión activa y pasiva. Veamos desde cero en qué consisten y que ventajas e inconvenientes tienen. Nos centraremos sobre todo en la inversión en renta variable (acciones de empresas).
Inversión activa.
La inversión activa tiene por objetivo superar la rentabilidad media del mercado, entendida como un índice o media ponderada de las empresas que componen el mismo. Parece bastante intuitivo que un buen gestor logrará superar a una selección “ciega” de acciones donde no se distinguen las empresas por su calidad. Sin embargo grandes inversores como Warren Buffett o Howard Marks reconocen que “batir al mercado no es sencillo”.
Hay múltiples formas de hacer inversión activa, es decir, múltiples estrategias: análisis macro (por tendencias macroeconómicas), análisis técnico (gráficas de precios, zonas de resistencia y soporte), «value investing» (analizar precio y valor económico de la acción y operar si discrepan de forma sustancial), etc. Muy a menudo la gestión activa se basa en predicciones.
Aplicada como inversor individual la gestión activa requiere mucho tiempo y conocimiento que no están al alcance de la mayoría de inversores. Con lo cual la opción más efectiva para la mayoría de pequeños ahorradores es usar fondos de inversión gestionados por expertos.
Inversión pasiva.
Se conforma con obtener la rentabilidad del mercado y para ello usa fondos que replican un índice. Replicar un índice es aplicar unas reglas y por tanto se puede hacer informáticamente a muy bajo coste. Resumiendo, se persigue la rentabilidad de los mercados a coste lo más bajo posible.
En sus diversas variantes básicas la inversión pasiva requiere poquísimo esfuerzo y conocimientos limitados al alcance de cualquiera.
Por ejemplo, un inversor puede hacer una asignación de activos en los mercados bursátiles más relevantes del mundo a unos ciertos porcentajes. Puede incluso que se quiera añadir algo de oro, renta fija u otros activos. Esta parte requiere algo de conocimiento, pero una vez se tienen los porcentajes deseables (asset allocation) se divide el capital entre las clases de activo y se deja invertido de manera indefinida. Esta estrategia se llama buy & hold (comprar y mantener). Esfuerzo cero una vez compuesta la cartera. Simple.
Se puede hacer la inversión más sofisticada haciendo un rebalanceo anual. El rebalanceo consiste en hacer ventas y compras de forma que se restablezcan los porcentajes iniciales por activo en la cartera. Hacer rebalanceos con más frecuencia que anualmente no compensa. Este método se llama en inglés buy hold & rebalanced. Una variante fácil de implementar es hacer aportaciones periódicas que se invierten para intentar restablecer los porcentajes dentro de lo posible o simplemente se invierten en la proporción inicial. Esta estrategia tiene la virtud de desplegar el capital aportado periódicamente en los activos más baratos.
Como se puede ver estas estrategias (más allá del buy and hold) requieren aun muy poco tiempo. Unas horas al año o unos minutos al mes con aportaciones periódicas.
Nuestro veredicto.
En Impassive Wealth tenemos un cierto sesgo hacia la inversión pasiva, ya que para la mayoría de inversores sin conocimientos o tiempo es una solución muy satisfactoria. La economía tiende a expandirse y eso hace que las acciones de empresas muestren una tendencia al alza. Con esta estrategia simple puede superarse ampliamente la inflación y aprovecharse con ello de la capitalización compuesta. Todo ello con mucha simplicidad.
El veredicto es más contundente si cabe cuando la evidencia empírica demuestra que solamente un 10 o 15% de los fondos de gestión activa superan a su índice. A esto hay que añadirle que no es necesario hacer predicciones, que suelen errar muy a menudo.
Dicho lo anterior, nos parece que hay circunstancias que pueden hacer recomendable la inversión activa:
- Para personas con unos conocimientos sólidos de economía, contabilidad y finanzas que pueden dedicarle mucho tiempo a seleccionar inversiones con una cierta probabilidad de rentabilizarlas. Hacer esto de forma individual requiere un cierto capital que haga la actividad rentable.
- Escogiendo muy cuidadosamente fondos cuyo equipo gestor ha demostrado batir al mercado (después de gastos) consistentemente a largo plazo. Nos gustan sobre todo los fondos con metodología «value». Afortunadamente hay varios muy recomendables en España. Los iremos añadiendo a nuestra sección de recursos.
Y por supuesto, lo cortés no quita lo valiente. El inversor puede dividir su capital entre fondos índice pasivos, fondos activos cuidadosamente seleccionados y (porque no) alguna empresa analizada por el propio inversor.
La inversion Impassive Classic añade un control de la liquidez a una cartera de fondos indexados baratos. Al usar un algoritmo (reglas objetivas) y controlar la liquidez ofrece una buena rentabilidad aminorando enormemente el riesgo.