En Impassive Wealth pensamos que invertir es (o debe ser) algo simple. Y puestos a simplificar vamos a examinar cuales son los principales enemigos del inversor. Evitar equivocaciones debe ser el primer paso para invertir nuestros ahorros con éxito.
Desconocimiento.
Pocos enemigos se cobran tantas víctimas en inversión como la falta de preparación y de conocimiento. Nunca debe comprarse algo como inversión sin conocerlo con cierta profundidad. Hay activos que son muy simples (un depósito bancario) y otros muy complicados (opciones sobre una materia prima) para el hombre de la calle..
Es alucinante como para comprar un ordenador investigamos el asunto durante semanas o meses (compra de menos de 1000 euros) y como tras una charla de ascensor con un vecino compramos 10 mil euros de acciones de algún banco prestigioso porque es una inversión segura.
La inversión activa individual requiere mucho tiempo y mucho conocimiento. En ese sentido la inversión pasiva es más simple de entender. Aun así, hay que estar bien informados de en qué invertimos nuestros ahorros. De otro modo surgirán muy posiblemente sorpresas negativas inesperadas. La verdad es que en la era de internet no hay excusa para no estar informado. Hay muchísimos websites de calidad dedicados al pequeño inversor. Esperamos que el nuestro sea uno de ellos.
El sistema.
Entendemos como sistema los gobiernos e instituciones públicas y las instituciones financieras. ¿Por qué los consideramos enemigos? Porque tienen unos incentivos perversos para perjudicar al inversor. Veamos…
Los estados quieren ciudadanos sumisos con poca libertad que hagan lo que al gobernante le conviene. Unos ciudadanos independientes financieramente votarían de una forma diferente a como lo hace la persona “atrapada” en la dependencia económica. Un ciudadano con independencia económica no necesita al estado del bienestar, por ejemplo. Yendo un poco más allá, los estados defienden un oligopolio financiero que se aprovecha del desconocimiento del ahorrador para hacer grandes beneficios. En compensación, los bancos e instituciones financieras prestan al estado y a los partidos políticos. El perjudicado es el inversor pequeño.
Por este motivo, los gobiernos ponen todo tipo de trabas a nuevas empresas que quieren unirse al sector bancario o de inversión. De ese modo el sistema que tanto les conviene se perpetúa. En perjuicio del ahorrador naturalmente.
Los costes.
Os habréis dado cuenta que los enemigos del inversor están íntimamente relacionados entre sí. Los costes muy frecuentemente abusivos que imponen los intermediarios financieros son posibles por la ignorancia del ahorrador y por la protección que reciben del estado. En cualquier caso, hay que vigilar los “gastos” con lupa. Como poníamos en este post, un gasto pequeño a largo plazo tiene un impacto grande en el capital acumulado.
Luego hay que vigilar mucho lo que nos cobran los bancos, los brókers, etc. Preguntarse en todo momento ¿Cuánto me cuesta tener este fondo? ¿Me cobran por suscribirlo? ¿Me cobran por venderlo? ¿Cuánto me cuesta cada operación con acciones? Con el tiempo iremos publicando en el website los proveedores que pensamos ofrecen más valor al pequeño inversor.
Hay un coste que siendo inevitable debe ser tenido en cuenta a la hora de invertir: los impuestos. Son parte de las barreras que pone el estado a la independencia económica de los ciudadanos a los que dicen defender. ¡El tratamiento fiscal que tiene la inversión en España es horroroso! Por comparar con un país cercano como es Reino Unido, allí existen cuentas especiales para niños hasta 18, para trabajadores a partir de 16 y para pensiones privadas auto gestionadas con unos beneficios fiscales brutales. Por ejemplo en una ISA (individual savings account, cuenta individual de ahorro) pueden invertirse más de £10.000 al año cuyos rendimientos (de cualquier tipo) son libres de impuestos de forma indefinida.
En España es conveniente conocer la fiscalidad para pagar lo menos posible lo más tarde posible. Práctica número 1: invertir en fondos que tributan al 1% por sus operaciones y que a nivel del inversor no tributan hasta que se venden convirtiendo el fondo en dinero. Si se realiza un traspaso entre fondos no se considera venta y no se tributa. Claro, hasta que un día se venda. Pero el dinero, usando fondos y traspasos (no ventas) sigue en nuestro poder capitalizándose para nosotros en vez de perderse cada año cuando va a hacienda.
Las teorías económicas aceptadas.
La economía no es una ciencia. Al menos no lo es en el sentido que lo son la física o la química. Y hay modas y un “consenso” sobre leyes económicas que a menudo son totalmente erróneas.
No es necesario extendernos aquí mucho más. Pero si sois aficionados a la economía y ello es muy positivo para ser un buen inversor, por favor tened cuidado y no aceptéis todo lo que oigáis en los medios de comunicación. Cuestionaos al menos la veracidad de afirmaciones que se toman por “ciertas”. El consenso en este campo puede ser muy perjudicial.
El propio inversor.
Nosotros mismos (inversores) somos con diferencia nuestro peor enemigo. El motivo es simple. Somos humanos y por tanto imperfectos. Tenemos una serie de emociones que nos traicionan a la hora de invertir. Por ejemplo, tenemos una gran resistencia a “no hacer nada” pero la inversión a largo plazo requiere precisamente no hacer nada la mayor parte del tiempo.
Somos además, por naturaleza, cortoplacistas, tendentes a reafirmar nuestras creencias e ignorar información que contradice nuestras opiniones, tendentes a seguir a la manada, etc. Estas tendencias se denominan sesgos (biases) que son estudiados por el behavioral economics (economía del comportamiento). Tenemos previsto escribir varios posts para analizar estos sesgos a fondo.
De momento veamos uno de ellos. Las personas estamos evolutivamente programados para buscar el placer y evitar el dolor. Ello nos ha ayudado a sobrevivir como especie. La tendencia a evitar el dolor es particularmente intensa y difícil de controlar. Es la que nos hace vender nuestros activos en una crisis cuando el precio se desploma. La búsqueda del placer es la que nos hace comprar activos caros porque siguen subiendo y queremos tener el gusto de participar en la fiesta. Estas dos tendencias hacen que por naturaleza tendamos a vender barato y a comprar caro. Precisamente todo lo contrario de lo que hay que hacer.
Es importantísimo conocer estos sesgos porque son dificilísimos de vencer y sólo reconociéndolos podemos de algún modo controlarlos. Están impresos en nuestro ADN y por lo tanto todos los tenemos aunque creamos lo contrario.
En resumen.
Tenemos que luchar contra estos enemigos que tenemos en nuestra misión de rentabilizar nuestros ahorros.
- Luchar contra el desconocimiento leyendo, informándose y aprendiendo continuamente. Para el no interesado, trazar una estrategia sólida de inversión y seguirla con pulso firme. A poder ser basándose en información de fuentes solventes.
- Buscar la independencia económica para ser más libres y poder hacer lo que más nos apasione en la vida. Ser críticos con el poder.
- Sospechar de las instituciones financieras. Preguntarse ¿me recomienda este producto porque me interesa a mí o porque le interesa a él/ella?
- Buscar los proveedores y productos que tengan, a igualdad de características, los costes más reducidos. Usar estrategias con el menor impacto fiscal posible.
- Tener presente los sesgos que perjudican la inversión y ponerlos bajo control. ¡No es fácil! Tener una estrategia sólida y no cambiarla bajo ningún concepto, especialmente en una crisis, es un buen punto de partida.
Nuestra estrategia de inversión, la Inversión Impasible, reúne unas buenas dosis de lucha contra los enemigos de la inversión. Creemos que es adecuada para la inmensa mayoría de inversores, es fiscalmente favorable, simple, barata y automática. Escribidnos o ir a esa sección de la web si estáis interesados.