“Solamente puedes ser joven una vez. Pero puedes ser inmaduro siempre”. Dave Barry.
No sé si os pasa lo mismo que a mí con ciertos artículos y frases. De vez en cuando, de forma a menudo casual, hay un artículo que impresiona por su profundidad y clarividencia. A menudo esa pieza que resuena en nuestra mente contiene frases geniales que recordaremos para siempre y que serán recordatorio permanente de asuntos importantes.
Un par de ejemplos. Leí en cierta ocasión que el problema principal de los sistemas educativos modernos es que “se trata a los adultos como a niños y a los niños como adultos”. Frases como estas ayudan mucho a interpretar la realidad. Segundo ejemplo: “cuando pagas por algo obtienes más de ese algo”. Esta frase (por dar un poco de contexto) utilizada hablando de subvenciones estatales. La frasecita no es moco de pavo. Según ella un subsidio de desempleo elevado producirá… ¡más desempleo! (España). Proporcionar vivienda a personas por tener niños a su cargo producirá… ¡más embarazos adolescentes! (Reino Unido, con la tasa más elevada de Europa).
Viene todo esto a cuento del genial artículo titulado “La incontenible infantilización de Occidente” que me hace llegar mi socio y amigo Juanma Rodríguez, cofundador de Impassive Wealth con un servidor de ustedes. El autor del artículo da sentido a muchos síntomas que observo en la sociedad occidental moderna, pero para los que no tenía una explicación coherente. Observo la infantilización en la política moderna donde todos los partidos van echando caramelitos al votante. Obsérvese que ningún partido promueve valores imprescindibles como familia, sacrificio, tenacidad o paciencia, sino promesas de resolver todos nuestros problemas de forma inmediata y sin coste o esfuerzo para nosotros. A menudo en los medios de comunicación se observan estas respuestas “infantiles” a los problemas. Por muestra un botón que me irrita profundamente. Ante el hecho de que la mujer o minorías étnicas no estén representadas en ciertos organismos en proporción a su número en la sociedad, se proponen leyes para hacer cuadrar esos números “a capón”. Con lo cual el mérito de alguien que ocupe un cierto puesto será no el talento sino pertenecer a uno de los grupos supuestamente discriminados.
Soluciones pueriles que causan un daño a veces irreparable y que tienen sus efectos secundarios. A menudo estos efectos son económicos. El autor, Juan M. Blanco, deja como no la frase a recordar “La adolescencia se extiende hoy hasta edades muy avanzadas, generando una sociedad inmadura, unos sujetos que exigen cada vez más de la vida pero entienden cada vez menos el mundo que los rodea.” Quedémonos al menos con la parte subrayada.
¿Por qué viene a cuento todo esto en un blog de ahorro e inversión? Pues precisamente porque ese proceso de infantilización de las personas puede estar influyendo enormemente en el mundo del ahorro y la inversión. Los niños tienden a ser muy impacientes y buscan la satisfacción inmediata de sus necesidades. Si un adulto comparte esas características tenderá a no ahorrar y mucho menos a invertir. Para ahorrar hay que ser consciente del mañana y renunciar a consumir hoy para poder hacerlo en el futuro. Para invertir hay que tener una enorme paciencia de la que el adulto adolescente va a carecer. Al contrario, el adulto infantilizado va a traer recursos del futuro para gastarlos en “necesidades” imaginarias en el presente.
Nótese que el proceso no depende del nivel educativo. Nuestros abuelos, con recursos muy limitados y formación académica escasa, ahorraban mucho. Ejercitaban la previsión y la prudencia. Tenían ahorrillos por si surgía algún imprevisto. No conocían el concepto de “incertidumbre no erradicable” de la economía Austriaca, pero en el fondo sabían lo que es. Hoy en día, con la ayuda de políticos que nos absuelve de nuestras responsabilidades, el adulto niño se lo pasa bomba y “mañana Dios dirá”.
Esta tendencia hay que combatirla. Tenemos una obligación de educar a nuestras siguientes generaciones en la prudencia. No necesariamente en el sacrificio “per se”, pero si en la necesidad de ser persistentes, pacientes y duros ante la adversidad. El ahorro es esencial. La inversión la única manera de preservar el ahorro y aumentarlo. Una sociedad austera que controla su gasto y ahorra es una sociedad próspera.
Un saludo.
Juan F. Rodríguez
Afortunadamente ha pasado la época en que muchos analistas sacan la bola de cristal para 2018. Mi recomendación es no hacer ni caso a todas esas previsiones. La probabilidad de que se cumplan es escasa. Curiosamente, los analistas no nos sacan de la hemeroteca sus previsiones para 2017. ¿Por qué será?