Del cuaderno.
4 de abril de 2023.
Nos dice Marco Aurelio en sus Meditaciones que si algo externo nos causa dolor, lo que realmente nos perturba no es ese algo, sino el juicio que hacemos sobre ello.
Es decir, hay cosas que no podemos evitar, pero siempre podemos, en alguna medida, controlar como nos sentimos al respecto. Una idea muy poderosa de casi 2000 años.
Profundizando.
Pocas reflexiones puedan ser tan importantes como esta para alcanzar una buena vida. Practicar el auto control como virtud que nos va a ahorrar muchísimos disgustos.
Se dice que la mayoría de sucesos no están bajo nuestro control. Por ejemplo, que alguien te insulte o te maltrate. Es cierto. Lo que también es cierto es que cómo nos sentimos ante esos sucesos SI que está bajo nuestra influencia y a menudo bajo nuestro control. Nuestros sentimientos dependen del juicio que hacemos sobre los acontecimientos. Dichos juicios, a su vez, dependen de nuestra perspectiva. Y podemos cambiar de manera voluntaria la perspectiva desde la que vemos la vida. Puede que se entienda mejor con ejemplos.
Hay muchas perspectivas que podemos adoptar como personas: una perspectiva de pesimismo, de resentimiento, de agradecimiento, de alegría… Yo creo que podemos elegir nuestras perspectivas vitales. Desde una perspectiva de resentimiento la mayoría de lo que digan otras personas nos va a producir un juicio negativo y unas emociones poco sanas como el enfado o incluso la ira. Desde una perspectiva de agradecimiento apreciaremos mucho más todo lo bueno y nos afectará mucho menos lo malo. ¡Y podemos elegir!
Podemos domesticar nuestras propias emociones. Es más, cuanto más conscientes seamos de ellas y más logremos dominarlas, más fácil nos será dominarlas en el futuro. Es como un entrenamiento, un estar en guardia para detectar y controlar. Como en casi todo, cuanto más entrenamos mejor lo haremos.
Y ya que Marco Aurelio apela al “juicio” que nos hacemos sobre las cosas, viene a cuento decir que una gran práctica que nos hará vivir mejor es la de suspender el juicio. Sobre todo en lo que se refiere a otras personas. Automáticamente, debido a mecanismos psicológicos que serían muy largos de explicar aquí, los humanos nos formamos opiniones de forma rápida e irracional. Ponemos “etiquetas” a la gente con una inmediatez pasmosa. Juicios rápidos y normalmente poco sensatos basándonos en la apariencia física, por ejemplo. Inferencias contra la lógica elemental que a menudo no logramos evitar.
No juzgar añade mucho a nuestra vida. Sustituyamos el juicio por la empatía. Según se dice, cada persona lleva sobre sus hombros una historia de la que no conocemos nada. Y desde esa ignorancia nuestros juicios serán equivocados la mayoría de las veces.
Relación con el ahorro y la inversión.
Se dice que lo más importante para invertir es el temperamento. Mucho más importante que los conocimientos técnicos. Dicho por grandes gigantes de la inversión. Los episodios más destacables de pérdidas en la inversión vienen dados por emociones fuera de control: la avaricia y el miedo sobre todo.
En un mercado donde los precios suben de forma irracional nos vemos invadidos por la codicia, el FOMO (miedo a perdernos la oportunidad). La exuberancia es contagiosa, se amplifica dentro de un colectivo y nuestra fortaleza emocional se erosiona hasta hacernos caer en la trampa. Hablo de las burbujas de las que siempre hay ejemplos a mano. Estas situaciones pueden calificarse sin temor a error como especulación más que como inversión. A ver, que tampoco tiene nada de malo especular, si se es consciente de ello y siempre con control emocional. Este control puede ser en estos casos más importante que en condiciones normales.
Por otro lado está el miedo. Por el motivo que sea los precios caen a límites absurdos. Motivos explicados a posteriori y a menudo poco razonables. En otras palabras, salen oportunidades de comprar euros por unos céntimos, y sin embargo la mayoría está temblando debajo de la cama. Al igual que en las burbujas, cuanto más se prolongue la situación más difícil es resistirse (a vender). Pero el que lo logra y hace lo contrario de lo que pide el miedo, tiene muchas probabilidades de triunfar.
Y ya para terminar, cambiando un poco de tercio, decir que en ahorro e inversión tenemos que hacer el gran esfuerzo de no juzgar a nadie. Yo recomiendo ahorrar, pero el que no lo haga (por los motivos que sean) merece todos mis respetos. Lo mismo digo de inversores con estilos diferentes al mío. Pensar que están equivocados es juzgar y faltar al respeto. Elijamos ver estos temas desde una perspectiva de respeto y tolerancia.
Reflexión improvisada en audio: https://youtu.be/kwmTdQ4CSUo
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