Del cuaderno.
9 de abril de 2023.
Observo con preocupación los planes para evitar el inicialmente llamado cambio climático, más recientemente renombrado “emergencia climática” para mayor dramatismo amedrentador del ciudadano normal y corriente que sólo quiere vivir tranquilo.
Los planes en un informe reciente patrocinado por el gobierno británico incluyen medidas tan impracticables como prohibir volar, prohibir ciertas carnes (vacuno, cordero), prohibir los fertilizantes, los coches de combustión, las calderas de gas y muchas cosas más. Lo más sorprendente es que se digan todas estas cosas (a todas luces imposibles de poner en práctica) totalmente en serio.
El informe viene avalado por instituciones “prestigiosas” como Oxford o Cambridge.
¿Dejarán las élites de volar? ¿De moverse en limusina? Nos toman por idiotas estas élites que tenemos. ¡Hipócritas!
Profundizando.
Creo que lo anterior, escrito en mi cuaderno, se comenta casi solo. Un par de reflexiones al respecto son pertinentes. Primero, lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. Dejar solo dos aeropuertos en Reino Unido (propuesta del informe mencionado) es totalmente ridículo en un país donde viajar en busca del sol es casi un deporte nacional. Luego está la hipocresía que condena a no usar el avión al común de los mortales mientras en Davos cada año tienen problemas de espacio para aparcar jets privados. Ya por último decir a los demás lo que tienen que hacer utilizando el miedo está muy feo. Sobre todo cuando ellos hacen otra cosa.
Hay una lección muy importante en todo esto. La política importa. Independientemente de lo que opinemos de ella o que intentemos apartarla de nuestra vida. Al final, para bien o para mal, lo que decidan los gobiernos y parlamentos nos afecta y mucho. Yo creo además que tienen cada vez más poder y que no lo usan bien. No se juegan nada y dominar al ciudadano es muy buen negocio.
Me gusta juzgar las decisiones políticas usando una vara de medir muy sencilla: ¿Cómo afecta esto a la libertad de las personas? Con esto las rebajas del límite de velocidad a 20 millas por hora, la peatonalización de calles de modo indiscriminado, los peajes de entrada en ciudades y las famosas ciudades de 15 minutos adquieren una nueva e inquietante perspectiva.
No quiero dejar de mencionar el tema de restringir el uso de fertilizantes. Una medida que puede condenar al hambre a buena parte de la población mundial. Un efecto secundario inesperado como la escasez de maíz hace unos años por utilizarse las cosechas para producir biocombustibles.
Relación con el ahorro y la inversión.
Pues lo dicho anteriormente tiene un gran impacto en la inversión. Por cierto, nada de lo que se diga en este texto es recomendación de inversión.
Por ejemplo, ¿es posible eliminar los combustibles fósiles de la economía en unas décadas? Para mi claramente no. Porque aunque en el oeste hayamos decidido suicidarnos, países como China o India quieren que sus poblaciones alcancen niveles de prosperidad sólo posibles utilizando grandes cantidades de energía. Es gracioso que aunque se sigue usando carbón queramos dejar de usar petróleo y gas en tiempo record. Por otro lado la corrección política impide la inversión en energías “no limpias”. Con ello, si la oferta de combustibles se limita (falta de capital) pero la demanda va a continuar, puede que el sector petróleo y gas vaya a ser muy rentable. Es solo un ejemplo.
Otro ejemplo. Para producir electricidad sin generar dióxido de carbono la opción más eficiente es la energía nuclear. Más fiable en el tiempo que las renovables, o sea, disponible de día y de noche, con y sin viento. Parece que esta idea va calando incluso en países muy anti nucleares, y no digamos en países emergentes. Demanda alta en unos años. ¿Y cómo está la oferta? ¿Cuánto tarda una mina de uranio en ponerse en servicio? Dejo estas preguntas como ejercicio para el lector.
En otras palabras, cuando la realidad y la política chocan, suele ganar la realidad. Puede que tarde pero suele ganar. Si la realidad tiene forma de principios físicos ya no digamos. El consumo de energía en hogares de ciertas zonas de África equivale a lo que en un país desarrollado gastamos en tener un frigorífico. ¿Querrán esas poblaciones permanecer en el subdesarrollo y no usar petróleo o gas?
Y ya por último: ¿De dónde va a venir el crecimiento económico? Respondo con una pregunta retórica, ¿De un oeste enormemente endeudado, con envejecimiento de la población y restricciones energéticas; o de unos países jóvenes y sedientos de progreso? Repito, la política importa.
Reflexión improvisada en audio: https://youtu.be/LvfnD0XakR4
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