Del cuaderno.
11 de abril de 2023.
Para mi es el sentimiento tóxico por excelencia. No perjudica en nada al que lo recibe pero corroe al que lo practica. No tiene sentido. El día que uno se libera de la envidia su vida mejora muchísimo.
La envidia hacia personas cercanas es especialmente estúpida, porque si a éstas les va bien algo positivo puede venir hacia nosotros.
En todo caso una persona buena es la que desea a los demás todo lo mejor.
Profundizando.
La envidia nace del ego mal gestionado. Tenemos envidia porque deseamos que a otros les vaya peor que a nosotros y de ese modo quedar “por encima” de ellos. El mundo es competitivo y preferimos ser ganadores que perdedores. Supongo que los mecanismos psicológicos de la envidia son complejos, pero está claro que son irracionales.
La envidia es como un veneno para el envidioso. Por lo tanto liberarnos de ese sentimiento, si lo padecemos, mejora mucho nuestras vidas. La envidia empuja a querer ser más que otros. ¿Pero qué significa “ser más” en este contexto? Cada persona tiene su personalidad y sus valores. Lo que es importante para ti puede no serlo para mí. Perseguir lo que realmente no deseamos para no aparecer socialmente como inferiores a otros no tiene demasiado sentido.
Está la envidia muy relacionada con otros aspectos sociales como preocuparse por el qué dirán. Es el miedo a ser juzgado con respecto a la persona envidiada lo que nos importa. Perdemos de vista en estos casos dos puntos importantísimos: primero, que a la mayoría de las personas el sentimiento que les generamos es de indiferencia, segundo, que lo importante no es que la sociedad nos valide, sino que nosotros mismos vivamos de manera feliz y satisfactoria.
A nivel puramente racional la envidia es absurda. No perjudica al receptor sino al que tiene ese tipo de sentimiento. A menudo la envidia recae sobre alguien cercano porque hay una lucha de egos dentro del entorno familiar, por ejemplo. La comparación entre hermanos, por poner un caso frecuente, tiene aspectos demoledores para todos los implicados. Cada persona es como es y debe buscar su propia felicidad de acuerdo con su forma de ser.
Mi receta es no practicar la envidia y no sentirse herido cuando la generamos. La energía y el tiempo son escasos y no tiene mucho sentido desperdiciarlos con este tipo de actitudes. Tener buenos sentimientos con todo el mundo y desear lo mejor a todas las personas. Si a todos nos va bien, a mí también me irá mejor.
Tener de envidia es una gigantesca falta de respeto y es algo característico de las malas personas.
Relación con el ahorro y la inversión.
En la gestión personal del dinero (y en todos los otros aspectos de la vida) lo mejor es que cada uno encuentre su propio camino sin necesidad de compararse a los demás. Desgraciadamente el “éxito” se mide demasiadas veces en términos económicos. Y nos equivocamos al medirlo en términos relativos, o sea, por comparación con otros. Esta medida relativa de éxito hace que deseemos que nos vaya mejor que a otros, pero también que a otros (el resultado relativo es el mismo) les vaya peor que a nosotros.
Por ejemplo, para no ser menos que mi vecino me compro un coche mejor que el suyo, aunque no me lo pueda permitir. Que para eso se inventó el crédito, que no se ve mientras que el cochazo si se ve. Este deseo de aparentar nos hace perder de vista la gestión sensata de nuestro patrimonio.
Estas actitudes se resumen muy acertadamente en la frase: comprar cosas que no necesitamos para impresionar a personas a las que no les importamos.
En el mundo de la inversión la lucha por ser el macho alfa se pone de manifiesto a diario. Con las envidias correspondientes. Lo más importante de tener una buena racha es irlo mostrando por ahí. Y los otros que se fastidien. Las redes sociales han exacerbado el problema de los egos. Todo el mundo tiene opinión y se establece una lucha por los ‘me gusta’. Publicamos nuestras grandes operaciones con ganancias pero omitimos hablar de los errores.
Estas envidias, que nacen de la inseguridad, emergen en debates con bastante poco sentido. Mi filosofía de inversión es la mejor por esto y por esto. En realidad la mejor filosofía de inversión es la que se adapta mejor a las características de cada inversor, la que le permite dormir tranquilo, la que le permite alcanzar sus objetivos con un nivel de riesgo tolerable.
Reflexión improvisada en audio: https://youtu.be/J1GSCZws3YE
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