Del cuaderno.
23 de abril de 2023.
La confianza en otros es una criatura peculiar. Tarda años en lograrse pero se puede evaporar en unos instantes. Que otros confíen en ti se logra nutriendo relaciones personales pacientemente con honestidad y buen ejemplo.
Que confíe alguien en ti es una enorme satisfacción. Muy aplicable al mundo de la inversión. Muy emocionante. Especialmente emocionante que alguien confíe en ti en los malos momentos cuando nadie da un duro por ti.
La confianza de otros en ti debe servir para alimentar tu propia confianza.
Profundizando.
Hay un consejo vital a la hora de que alguien merezca tu confianza: fijarse en las acciones más que en las palabras. Las palabras se pueden moldear por interés para dar una cierta imagen o para persuadir, no siempre con buenas intenciones. Las acciones, sin embargo, expresan una opción, una preferencia deliberada por algo. Hablan mucho más alto que las simples palabras.
Cuando buscamos ayuda con algún tema importante o delicado buscamos consejo de gente que nos merece confianza. Vamos, que confías, aunque con algo de cautela, en aquellos en quien confían personas en las que confías. ¡Menudo trabalenguas! Pedimos referencias a personas de nuestra confianza. ¿No conocerás a un buen psicólogo? ¿A un abogado?
En ciertos casos quizás poco habituales, la confianza en otras personas tiene que ser extrema. Unidades de policía, bomberos o ejército pongo por caso. Ahí, literalmente, tu vida depende de cómo se comporten tus compañeros; y viceversa. Ser digno de confianza en ese tipo de entornos es una obligación.
La confianza mutua es algo básico en cualquier sociedad que merezca ese nombre. Desde tiempos ancestrales el hombre confiaba en ciertos grupos sociales como la familia o la tribu. La cruz de la moneda es la desconfianza hacia aquellos que son “diferentes” por el motivo que sea. Raza, religión, por ejemplo, son elementos aglutinadores y generadores de confianza que mal interpretados generan fenómenos despreciables como el racismo.
La confianza es una criatura frágil, muy frágil. De crecimiento lento y de destrucción instantánea. Creo que mostrarse sin máscara, con autenticidad, genera confianza. De algún modo los humanos tenemos un sexto sentido para la falsedad y la hipocresía. Un elemento básico para que sigan confiando en nosotros si hemos cometido un error es pedir perdón. Porque pedir disculpas demuestra honestidad y a fin de cuentas como humanos que somos tenemos imperfecciones. Cuidado con abusar de este recurso, hacer las cosas mal muchas veces confiando en que nos perdonarán resultará desastroso.
Relación con el ahorro y la inversión.
La confianza mutua entre humanos es básica a la hora de tener relaciones económicas. Los tratos de negocios, por pequeños que sean, los hacemos con personas o entidades en las que confiamos.
Esto es tan importante que hay instituciones enteras que mueven cantidades industriales de dinero y que se basan casi al completo en la confianza. Un banco pongo por caso. Preferimos pedir crédito a un banco antes que a alguien desconocido que nos ofrezca el mismo servicio. Los bancos de hecho son el mejor ejemplo. En el momento en que la confianza en la entidad se resquebraja la institución tiene los días contados. La propia palabra “crédito” es sinónimo de confianza.
Por eso las marcas son tan poderosas. De algún modo un logotipo o el nombre de una empresa con prestigio nos producen confianza. Productos sin dicha marca se asocian a una calidad inferior y eso se refleja en el precio.
Esta importancia de la confianza en otros impregna toda la economía y es la base de las relaciones humanas. Y se extiende, por supuesto, a la inversión. Como persona involucrada en un proyecto de inversión resulta enormemente gratificante contar con la confianza de tantos participes. Esa cifra fría de más de quinientas personas que confían en tu proyecto no debe tomarse a la ligera. Cada uno de ellos tiene detrás una historia, un proyecto vital, un motivo para hacer crecer su patrimonio…
En el mundo profesional de la inversión la confianza lo es todo. Un desliz, un error, una falta de honestidad y se termina todo. He experimentado en ocasiones la desconfianza y el desprecio de personas que te toman por un estafador. Duele. Pero es comprensible. Lo de pagar justos por pecadores. Pero en general el balance es positivo.
Y es que la confianza de otros es la mejor medicina para la confianza en uno mismo.
Reflexión improvisada en audio: https://youtu.be/Jf08QCK7KyI
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