Reflexiones

Reflexión número 34: No hacer nada es una decisión.

diciembre 6, 2024

Del cuaderno.

25 de abril de 2023.

Muchas veces, cuando tenemos que decidir algo complicado o difícil, es natural que dudemos. La duda nos puede paralizar y hacer que retrasemos la decisión y la acción; incluso llevar a que no hagamos nada. Pero no hacer nada ¡es una de las opciones! En ocasiones puede ser la mejor opción, pero conviene que la decisión sea consciente.

En resumen, ver la inacción como opción es útil. La inacción como “no quiero decidir y actuar” puede ser a menudo un gran error.

Profundizando.

Nos pasamos la vida tomando decisiones pequeñas y grandes. Desde qué marca de champú comprar hasta que Universidad seleccionar para hacer un curso. Y en ocasiones nos entra la parálisis de no saber qué hacer. O la decisión nos resulta compleja. O desagradable por algún motivo. También puede suceder que tengamos demasiadas cosas que hacer y entre ellas cosas más agradables que tomar la decisión en cuestión.

Es fácil, en este tipo de casos, caer en la procrastinación. Irlo dejando. Lo mismo las circunstancias cambian y ya no es necesario decidir, o que al menos no sea tan importante. Que las circunstancias decidan por nosotros. Nuestra mente también tiene la tendencia a olvidar lo desagradable. En resumen, que por motivos varios nos puede suceder que ante una decisión terminemos no haciendo nada sin casi darnos cuenta.

Esto me lleva a pensar en la frase, tan usada, del “a ver qué pasa”. Es una expresión que me pone bastante nervioso porque expresa un modo de vida con el que no estoy en general de acuerdo. El a ver qué pasa nos pone en una posición de espectador. Como si nuestra vida fuese una película que estamos viendo desde una butaca cómoda con unas palomitas. A mi modo de ver en nuestra vida somos protagonistas, no espectadores. Somos actores del cambio, responsables de la mayoría de las cosas buenas o malas que nos pasen.

Pero sucede a la vez que, a la hora de evaluar opciones, no hacer nada es casi siempre una de ellas. Y como es especial a veces la ignoramos, o le damos un peso diferente al resto de opciones. No reaccionar o esperar al momento adecuado para hacerlo puede tener mucho sentido. Esperar antes de actuar es de hecho muy recomendable si estamos en un estado emocional alterado. Si un correo electrónico nos ha puesto furiosos es preferible contestar, por ejemplo, al día siguiente. O no contestar.

Veo dos claves en este asunto. La primera es considerar que la inacción es una de las opciones y debe considerarse como tal. La segunda es ser consciente de la situación. Las decisiones conscientes suelen ser más productivas a lo largo del tiempo. Quiero decir, decidir y actuar sabiendo los motivos una y otra vez, no va a evitar los errores, pero nos va a hacer mejores conocedores de las opciones y de las consecuencias de las mismas. 

En esto de decidir se me ocurre utilizar la consciencia para no hacernos trampas. Si una decisión que económicamente no tiene sentido la tomamos por otros motivos (emocionales por ejemplo) es bueno ser conscientes de ello. La otra alternativa es engañarse. Es decir, buscar argumentos para hacer racional algo que desde un análisis objetivo es una mala decisión. De hecho, si consideramos nuestro cerebro como racional y emocional, está demostrado que muchas decisiones son emocionales. Es más, se ha demostrado que las personas con daños en la capacidad emocional (lesiones cerebrales) tienen muchos problemas para decidir, incluso en cosas muy triviales.

Relación con el ahorro y la inversión.

En inversión se me viene a la mente el síndrome del inversor indeciso. Lo he visto muchas veces. Vamos, que he sido víctima de esto yo mismo. La indecisión en inversión viene con frecuencia marcada por la pregunta: ¿es buen momento para invertir? Cuando me preguntan esto un escalofrió recorre mi espalda y me entran sudores. Este síndrome suele ir asociado a creer en la capacidad misteriosa de poder predecir el futuro.

Es que el mercado está caro. Es que los precios van a bajar más. Cuando baje compro. Ha bajado demasiado, cuando se recupere entro. En la inmensa mayoría de los casos lo que sucede es que la persona no está capacitada para invertir, normalmente por una aversión grande al riesgo. Si se compara esa situación con el análisis pausado y la decisión consciente (basada en la pregunta: ¿estoy preparado para ser inversor?) el asunto se ve desde otra perspectiva.

De nuevo, lo importante es ser consciente. Se pasa por alto que no hacer nada es una opción perfectamente válida. Lo que sucede es que, revisando nuestra cartera, nos entra el cosquilleo ese de que “hay que hacer algo”. ¿Por qué? Esto me recuerda aquel estudio de Fidelity sobre las cuentas de clientes más rentables en un plazo largo de tiempo. El resultado fue muy sorprendente. Las cuentas con más beneficios, en muchos casos, correspondían a clientes ya fallecidos. Se ve que dejar a las inversiones tranquilas funciona bastante bien.

El no hacer nada “conscientemente” es especialmente recomendable en pánicos del mercado y en burbujas especulativas. En ambos casos la reacción de vender o comprar es muy humana, muy visceral y a la vez muy comprensible, pero a la vez puede ser un error enorme. Yo recomendaría a todo inversor tener “un plan” con decisiones predefinidas en tiempos de calma. Y a partir de ahí, martillear el hierro con las decisiones ya adoptadas. Y si hay que cambiar las reglas hágase en tiempos de calma.

Reflexión improvisada en audio: https://youtu.be/EKJO5Mx7Z7w 

Conócete. Si quieres probar el coaching (financiero o de vida) escribe a: juan@entoscoaching.com.

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Juan Cogollos

Asesor de IMPASSIVE WEALTH FI y editor de impassivewealth.com

Juan Cogollos es licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Valladolid. Posee además las titulaciones  de Máster en Value Investing y Teoría del Ciclo por OMMA, Professional Certificate in Management por la Open University y Asesor Financiero por Visualchart.


Profesionalmente se ha dedicado a la ingeniería del software y posteriormente a la inversión. Reside cerca de Oxford (Reino Unido) desde 1999. Dentro del mundo de la inversión le interesan especialmente la historia,
la psicología y la economía de la escuela austriaca, no necesariamente en ese orden. Considera esencial la divulgación de las ideas simples que pueden poner la inversión exitosa al alcance de todos.


“A mi modo de ver como científico e ingeniero, es razonable pensar que podemos aproximarnos a los mercados basándonos en reglas matemáticas. La economía y la inversión no son ciencias exactas como la física, pero obedecen a leyes cuya esencia puede capturarse en términos de probabilidad. Y a través de las probabilidades es posible crear algoritmos que inclinen la balanza de la rentabilidad a nuestro favor en el largo plazo”.

Está certificado como Asesor Financiero con título acreditado por la CNMV.

Desde octubre de 2020 es asesor del fondo de inversión IMPASSIVE WEALTH, FI.

Juan Manuel Rodríguez.

Director de inversiones y Gestor de IMPASSIVE WEALTH FI.

Juan Manuel Rodríguez reside en Madrid. Es arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Madrid (ETSAM). Posee el Certificado de Asesor Financiero con título acreditado por la CNMV y ha cursado el Máster en Value Investing y Teoría del Ciclo impartido por OMMA y el Curso Monográfico sobre Gestión de Carteras de Inversión, Renta Variable y Renta Fija impartido por el CEF.


Profesionalmente se ha dedicado al Cálculo Estructural en el ámbito de la edificación y posteriormente a la inversión, siendo el autor del “algoritmo impasible” un método matemático de gestión de activos financieros, base de la gestión del fondo Impassive Wealth FI.


“El algoritmo impasible es un sistema de control de la liquidez, por tanto, es un mecanismo de control del riesgo en una inversión, está programado para comprar más barato y vender más caro que la posición promedio en un activo financiero, reduciendo significativamente la volatilidad del activo al que se aplica”.

Está certificado como Asesor Financiero con título acreditado por la CNMV.

Desde septiembre de 2018 es el gestor del fondo de inversión IMPASSIVE WEALTH, FI.