Del cuaderno.
10 de mayo de 2023.
Este concepto significa “jugarse algo”. Y es una parte esencial de cómo funcionan los sistemas de incentivos. Cuando nos jugamos algo la mente se centra para conseguir cosas que de otro modo no alcanzaríamos. Por ejemplo, si tengo auténtica necesidad de trabajar, es más probable que encuentre trabajo.
Los escenarios donde alguien no se la juega son muy reveladores. El mejor ejemplo sin duda es el de los políticos y legisladores que rara vez sufren las consecuencias de los efectos negativos (incluso catastróficos) de sus actos.
Muchas veces apelamos a conceptos como la honorabilidad o la profesionalidad para concluir que alguien actuará del modo correcto, pero personalmente confío más en que las personas actuarán con buenos incentivos cuando se la juegan. Los incentivos pueden ser positivos (económicos en una economía libre capitalista) o negativos (amenaza de castigo si se viola una ley). En ambos casos hay “skin in the game”.
Profundizando.
Este concepto fue popularizado por uno de mis escritores favoritos: Nassim Taleb. Me encanta Taleb porque es enormemente lúcido usando conceptos poco comunes (o inventándoselos) que dan una visión profunda del mundo. Además es deliciosamente excéntrico y muy belicoso en redes sociales. Esto último no me gusta tanto, pero que le vamos a hacer, nadie es perfecto.
He buscado posibles traducciones de esta expresión al español. No es fácil. Claramente una traducción literal no queda bien. No sé, lo de “piel en el juego” queda como raro. Me quedo con “jugarse el pellejo”. La idea es simple: toda persona (o grupo) que toma decisiones de las cuales de algún modo se beneficia, debe estar expuesto a sus consecuencias negativas. Incluso no es necesario que pueda haber un beneficio, con que las decisiones afecten a otros es suficiente.
Los políticos son un grupo que claramente no se juegan el pellejo. Salvo Perú, conozco pocos países en los que expresidentes terminen en la cárcel por sus tropelías e ilegalidades. Son inmunes. Hasta tienen a veces el poder de hacer que sus familiares sean inmunes y no quiero mirar a nadie.
Los políticos, por ejemplo, montan guerras. Pero ellos no van al frente. Ni sus hijos. Van los nuestros. Ellos se benefician y nosotros morimos o quedamos inválidos. Los ejemplos no tienen que ser tan dramáticos. Las decisiones de los que mandan son a menudo ideológicas y populistas porque lo que les importa es llegar al poder y mantenerse en él. Dichas decisiones son a menudo equivocadas a sabiendas, es decir, van a tener consecuencias negativas conocidas. Al no haber simetría ellos sacan tajada y el común de los mortales pierde su empleo o su negocio.
Considero este concepto de jugarse la piel enormemente útil para el análisis de muchas situaciones en la vida. Al asociarnos con alguien ¿Hay un reparto justo de los beneficios y los riesgos? Si en un negocio alguien que puede ganar no puede perder (o viceversa) no hay un reparto simétrico. El trato no es justo. El riesgo no está bien repartido.
Se dice que el modo de repartir algo entre dos de forma justa es que una parte haga los lotes a repartir y la otra parte elija. Lo del refranero de “el que parte y reparte…” Si uno parte y el otro reparte hay skin in the game en el proceso. El que parte intentará hacer un reparto justo al 50% porque la otra persona puede elegir el mejor lote si la partija no es justa.
En el mundo de los negocios, sobre todo en las grandes corporaciones, se echa de menos que los ejecutivos se jueguen el pellejo. Si lo hacen mal pueden sufrir consecuencias, pero lo normal es que se vayan de rositas con indemnizaciones millonarias, mientras que empleados de a pie han perdido su trabajo, pongo por caso.
Recomiendo analizar situaciones con este criterio para evitar situaciones donde si sale cara el otro gana y si sale cruz yo pierdo. Que las hay, que las hay.
Relación con el ahorro y la inversión.
Si socialmente lo de no jugársela se manifiesta en todo su esplendor en la política, en el mundo del dinero lo hace en la banca. Los bancos, lo he contado muchas veces, operan en el filo de la navaja prestando lo que depositan sus clientes a otros clientes. Si todos los depositantes vamos a por nuestro dinero, no pueden pagarnos a todos, porque el dinero ya ha sido prestado a otros. Así de simple. Los bancos también se han metido en otros negocios y con cierta frecuencia “la lían parda”.
Como la quiebra de un banco grande puede arrastrar a todo el sistema financiero, eso podría tener consecuencias catastróficas y generalizadas. Ese es el motivo por el que los estados rescatan a los bancos cuando es necesario. Con dinerito del contribuyente, claro. La crisis de 2008 es un gran ejemplo. ¿Cuántos ejecutivos bancarios han ido a la cárcel? Exacto. Los beneficios son privados y las pérdidas son públicas.
Todo esto es relevante porque nuestro ahorro está en los bancos. Conviene no olvidarlo.
En el caso de la inversión es recomendable ver quien se la juega. En ciertos ambientes gustan mucho las empresas familiares como inversión. ¿Por qué? Justamente porque la familia propietaria “se la juega”. Las decisiones se harán por el bien del negocio y de sus accionistas, porque los que las toman o ponen a los gestores tienen mucho que perder. O sea, los intereses están alineados. O dicho de otro modo, hay un buen sistema de incentivos.
Si he descrito ambientes donde no hay simetría entre riesgos y beneficios, hay uno en el que la hay y mucha. Se trata, justamente, de la inversión. Los inversores literalmente nos jugamos el pellejo. Si conseguimos beneficios fenomenal, pero asumiendo las posibles consecuencias de nuestras decisiones. Cuando hay polémica en redes sociales sobre estilos de inversión me gusta decir que tengo el máximo respeto por la gente que se juega su dinero. Su método de inversión es secundario. Sin renunciar yo a mis propias preferencias, naturalmente.
El inversor tiene que dormir a gusto con sus inversiones. Si no lo hace es culpa suya. En pocas áreas de la vida hay una exposición tan clara a las consecuencias de las propias acciones. Eso sí, los estados vienen a por “su parte” cuando tienes beneficios. Pero no quieren saber nada de las pérdidas. Digamos que no se la juegan. Bueno, para ser justos dejan compensar pérdidas con ganancias, pero si solo tienes perdidas no te rembolsan por ello, mientras que te quitan parte de las ganancias. Creo que se entiende la idea.
Reflexión improvisada en audio: https://youtu.be/bR72iwePwoE
Conócete. Si quieres probar el coaching (financiero o de vida) escribe a: juan@entoscoaching.com.