Del cuaderno.
12 de mayo de 2023.
Es uno de los conceptos más escurridizos (difícil de definir) y por lo tanto peor utilizado por los hombres. El concepto de justicia tiene un gran contenido emocional y por ello ha sido utilizado para cometer todo tipo de tropelías.
Para empezar no tiene sentido plantearse la justicia o injusticia de las cosas que simplemente son como son de forma natural. Las personas no podemos ser iguales porque (para empezar) nacemos con disparidades biológicas fruto de lo natural. ¿Es esto justo o injusto? Pienso que esta pregunta carece de sentido. Si intentamos responderla introducimos un razonamiento erróneo a partir del cual llegaremos a conclusiones equivocadas conducentes a acciones y políticas “contra natura”.
Con todo, la justicia, bien utilizada en nuestros razonamientos puede ser una herramienta útil. Se trata básicamente de reconocer aquello que nuestra conciencia nos dicta que es bueno o malo.
Profundizando.
Muchos conceptos filosóficos relacionados con el comportamiento de los hombres son difíciles en el sentido de que no es simple definirlos y reconocerlos de forma sencilla. La virtud, la justicia, el bien son ejemplos de ello. Personalmente pienso que lo mejor es considerarlos desde la intuición, siempre estando alerta de que podemos hacer interpretaciones tergiversadas.
Me contaron hace tiempo la historia de un joven que no lograba encontrar un trabajo “digno” (o sea, justo) y que vivía a costa de su madre. Interpretaba esta persona que el mundo no era justo con él. Su madre, para ganarse la vida, se partía el lomo muchas horas trabajando como una humilde limpiadora. Imagino que al joven esto le parecía justo. Yo no termino de verlo. ¿Pudiese ser que lo justo fuera que él se matase a trabajar en algo “poco digno” para evitarle a su madre tales sacrificios?
Ilustra lo anterior la peligrosidad del concepto de justicia. Su subjetividad y la emotividad que la misma palabra genera se utilizan mucho para manipular. Los políticos son expertos, casi se puede decir que profesionales, de la manipulación. La justicia se utiliza para redistribuir la riqueza de forma forzosa para lograr, en teoría, una sociedad más justa. ¿O es para conseguir votos? La justicia se mezcla en estos casos con el concepto de solidaridad, olvidando que la solidaridad bien entendida debe ser voluntaria.
La palabra justicia es una de las preferidas en la edad adolescente. Los padres no son justos, los maestros no son justos y el mundo no es justo. A ver, que más o menos todos lo hemos hecho en alguna medida. Lo que el adolescente quiere decir con “justo” es “lo que a mí me viene bien”. Pero justicia suena mucho mejor que egoísmo. Lo justo en esa etapa de la vida es conseguir lo que quiero aunque no me lo merezca.
A nivel social este concepto tiende a encarnarse en la concesión de derechos. Una vez concedido un derecho a las personas, no proporcionar ese derecho a alguien es considerado injusto. Gente más ilustrada que yo clasifica los derechos en negativos y positivos. Los negativos no requieren de la intervención de otros, por ejemplo el derecho a la vida. Los positivos requieren que otras personas los provean, por ejemplo el derecho a la educación. Es decir, los positivos, normalmente, requieren forzar a unas personas a desprenderse de su propiedad de forma forzosa para hacerlos realidad. Y dicho así ya se pone en duda la justicia de dichos “derechos”.
A veces simplemente aplicamos el concepto de justicia a aspectos en los que no es aplicable. La obsesión moderna con la igualdad entre las personas es un ejemplo. La igualdad es inalcanzable por causas naturales. A veces las cosas no son justas ni injustas, simplemente “son”. ¿Es justo que yo sea más bien feo y haya personas muy guapas y atractivas? (Nótese el regustillo a envidia en la pregunta). En mi opinión la pregunta simplemente no tiene sentido. Tampoco lo tiene que yo exija mi derecho a la igualdad con un multimillonario o con una estrella del deporte. Otras igualdades sí son razonables. Que todos tengamos derecho al voto, pongo por caso. Que también hay opiniones en esto, lo cual viene a confirmar lo peliagudo del concepto de justicia.
De cualquier modo, no he venido aquí a tener razón. Hay conceptos que son escurridizos, polémicos y opinables. Solamente propongo el pensamiento crítico. No tragarnos lo primero que nos digan, especialmente si se usan argumentos relacionados con estos conceptos complicados. Se dice que se convence a través de la emoción. Por eso hay que estar preparado para protegernos, no de que nos convenzan, pero sí de que nos manipulen.
Relación con el ahorro y la inversión.
En ahorro e inversión el concepto de justicia no es demasiado aplicable. Las cosas “son como son” y ya está. Pero algo se puede comentar. Se me viene a la cabeza la fábula de la cigarra y la hormiga. ¿Es injusto que la cigarra pase hambre en el invierno tras pasarlo fenomenal en verano descuidando ser más previsora? Pues este caso es justamente el mismo que el de personas que descuidan el ahorro y luego no tienen recursos para temas importantes. Lo mismo la injusticia es que otras personas seamos forzadas a asistir en estas situaciones.
Esta es una reflexión interesante. Nada que objetar al espíritu compasivo que acompaña afortunadamente al ser humano. En esa asistencia noble que nace de la empatía, la voluntariedad es un elemento muy importante.
Si nos referimos a la inversión, la justicia en los mercados tiene poco sentido. Los ganadores dirían que el sistema es justo y los perdedores que es injusto. No estoy de acuerdo con conceptos tan extendidos como la tiranía de los mercados y el capitalismo salvaje. Los mercados somos todos. Y se trata de mecanismos enormemente útiles para organizar la economía sin coacción.
¿Cómo se curan los precios altos? Justamente con precios altos. Un precio alto es una señal de escasez y de posibilidad de beneficios. Me refiero a productos y servicios. A precios altos más personas y empresas entrarán a ser productores en ese mercado y los precios descenderán al haber mayor oferta. También por el lado de la demanda, que disminuye por los precios elevados. Con precios bajos pasa algo parecido pero al revés. Oferta y demanda. Una de esas leyes simples que ayudan a entender el mundo.
Volviendo a la inversión, los mercados financieros son implacables. Son lo que son. Interpretarlos como que nos maltratan de forma injusta no tiene sentido. Es una actividad en la que admitir la realidad y aprender de ella es fundamental. No dejarse llevar por la emoción. La justicia no deja de ser una idea muy conectada con las emociones.
Veo fundamental establecer un sistema razonable con unas expectativas realistas. El mercado no se creó para servirte y no sabe quién eres. Ni sabe los activos que posees. Quien busque justicia tendrá que buscar en otros sitios.
Reflexión improvisada en audio: https://youtu.be/tVba59M6IHA
Conócete. Si quieres probar el coaching (financiero o de vida) escribe a: juan@entoscoaching.com.
