Del cuaderno.
29 de marzo de 2023.
Formulado por Heisenberg en física “observar un sistema altera dicho sistema”. Tiene aplicación más allá de la física.
Psicología: las personas actúan de forma diferente si se sienten observadas por otras personas.
Inversión / mercados: comprar o vender en cantidades suficientes altera los precios.
Profundizando.
Antes de nada decir que en esta reflexión sacrifico el rigor científico en favor de extraer una idea valiosa. No me vayan a retirar mi título de licenciado, que le tengo mucho cariño.
La formulación laxa de que “observar un sistema lo altera” es clarísima en las ciencias naturales. El aparato de medida, por ejemplo, aunque de forma mínima, incluso minúscula, altera el sistema en el que se mide. Un termómetro que se introduce en agua caliente va a absorber parte del calor del agua alterando localmente la temperatura. En medidas “de brocha gorda” donde queremos tener precisión de un grado eso no importa en absoluto. Pero en medidas de mucha precisión hay que tener mucho cuidado. Recuerdo haber trabajado con un aparato (llamado calorímetro tipo Calvet) con el que medíamos el calor absorbido o desprendido al mezclar líquidos sin haber reacción química. Cualquier cosa insignificante daba al traste con las medidas. La culpa era nuestra. Deberíamos haber elegido medir el calor que se desprende al quemar gasolina.
Pasando de las ciencias naturales a las humanas, el principio nos sigue enseñando algo. Los humanos alteramos nuestros comportamientos si nos observan. No es lo mismo lo que hacemos en la intimidad que lo que hacemos cuando sabemos que alguien nos está mirando. Me vienen a la cabeza las “estampidas” de salida de la oficina diez minutos después de irse el jefe. Para que voy a trabajar más después de esa hora si el jefe no me está viendo. Un efecto amplificado de esto es la tendencia del humano a actuar conforme a lo que demanda su grupo. La presión social es de las cosas que nos hacen cometer más actos contrarios a lo que pensamos individualmente que es correcto.
Y ya aterrizando en las ciencias sociales, la información altera el comportamiento de los agentes económicos. En campaña electoral el gobierno toma decisiones que agradan al votante. Está siendo observado con detalle. Salen sondeos de intención de voto cada poco y hay que ganar las elecciones. Pasa algo similar en las empresas con medidas concretas en fechas concretas. Una profesora mía de contabilidad decía que los balances, siendo de una fecha concreta, eran similares al maquillaje de una novia para que quedase guapa el día de la boda.
Relación con el ahorro y la inversión.
En el caso de empresas (y la cotización de sus acciones) las medidas de sus estados financieros tienen grandes efectos. Se reportan los números periódicamente y suele haber movimiento en la cotización en esas fechas. La “medida” se hace pública y genera compras o ventas que alteran los precios. Algo similar pasa cuando se anuncia algo al mercado. Hay millones de inversores “observando” estas cosas y ello tiene un efecto importante.
Al final los mercados son un proceso continuo de descubrimiento de nueva información y de reacción ante la misma. Por eso la información más útil es aquella que no es pública, o aún mejor, aquella que solo posee un grupo muy reducido de personas. Por eso la ley prohíbe el uso de información interna (insider information) en las transacciones en bolsa.
Los precios, que no dejan de ser observaciones, tienen una gran influencia, no siempre positiva, en los inversores. Las compras en mercados muy alcistas son un buen ejemplo. Los precios suben, mi familia y amigos se forran, y aquí estoy yo como un idiota perdiéndome la fiesta. Es el conocido FOMO (fear of missing out, o ‘temor a perdérmelo’). Lo mismo pero al revés pasa en las bajadas del mercado, sobre todo en las rápidas y profundas. En estos casos el temor (pánico en ocasiones) es a quedarse y a seguir perdiendo dinero. El comportamiento de los inversores sería muy distinto si el mercado no llamase a nuestra puerta cada día ofreciéndonos un precio por nuestros activos.
Hágame caso, no preste atención al ruido del mercado. Intente comprar barato y vender caro. Si no es capaz (predecir la evolución de los precios no es fácil) pues invierta un poquito cada mes en cosas que tengan valor y sea previsible que lo sigan teniendo en el futuro. A veces menos es más en términos de información porque lo que llamamos información tiene un componente de señal, pero en el corto plazo un componente enorme de ruido. Que son términos físicos por cierto.
Es curioso como nuestra mente, a menudo, tiende a operar cerrando círculos.
Reflexión improvisada en audio: https://youtu.be/vIBQXNSlngk
Conócete. Si quieres probar el coaching (financiero o de vida) escribe a: entos.coaching@gmail.com.