Del cuaderno.
31 de marzo de 2023.
Vivimos en el mundo de lo inmediato. Hemos perdido la virtud de la paciencia, de dar tiempo a que las cosas sucedan. La impaciencia va acompañada a menudo de sus primas la ansiedad y la frustración.
En inversión los efectos son evidentes y catastróficos. Querer hacerse rico rápidamente conduce a errores que pueden llevar a perderlo todo. Los estafadores usan nuestro estado mental de ansiedad y nuestra avaricia.
Profundizando.
Me atrevo a afirmar con casi total seguridad que la paciencia no es una virtud que esté de moda. Nos han (hemos) acostumbrado a la satisfacción inmediata. Al chute de dopamina aquí y ahora. El mundo nos bombardea con constantes interrupciones que no nos dejan concentrarnos y nos impiden esperar. Y esperar, en muchas ocasiones, es imprescindible.
Recuerdo una secuencia de Karate Kid en la que el maestro y el chaval van a un monasterio budista. El maestro llama aparatosamente a la puerta de metal y se sienta en una piedra cerca de la entrada. El discípulo pregunta ¿Y ahora qué? El maestro responde “Ahora, esperamos”. La puerta se abre bastante tiempo después (ya de noche). Vamos, que no se admitía a nadie en el recinto que no tuviese autocontrol y paciencia.
Podemos culpar de este estado de cosas al sistema, a los teléfonos móviles, a las exigencias del mundo, pero en realidad haríamos mejor en centrarnos en lo que podamos hacer al respecto. A menudo no sabemos pisar el freno. Nos dejamos llevar. Subestimamos el poder de no hacer nada. De esperar en silencio. La frustración a la que nos sometemos por impaciencia es muy perjudicial. Causa estrés y ansiedad. Nos lleva a buscar soluciones rápidas que a veces agravan el problema. Basta consultar las estadísticas de consumo de ansiolíticos y antidepresivos.
Me preocupa especialmente el impacto de la impaciencia en los niños. Los adultos tenemos mucho que aprender a la hora de educarlos. De fomentar la paciencia. La paciencia tiene una parte innata, de carácter, pero se puede educar.
Hay un experimento muy relacionado con esto en el que se ofrece a un niño un dulce. Se le dice que puede comerse el dulce, pero que si espera cinco minutos a que el experimentador vuelva a la sala y no lo ha tocado, se le dará una segunda chuchería. El caso es que haciendo un seguimiento a los chavales mucho tiempo después, se comprueba que a los más pacientes les va mejor en la vida. Los videos del experimento son muy graciosos. Hay niños que chupan la chuchería y la vuelven a dejar, otros muerden una esquinita, cosas así. La creatividad del ser humano desde la más tierna infancia.
A nuestro alrededor hay muchos ejemplos de cómo se explota la impaciencia. La dieta milagrosa que nos hace perder mucho peso muy rápido. Medicaciones que acortan un poquito una enfermedad que se cura por si sola. No digo que sean estafas, pero casi. Estafas en el siguiente apartado, que es donde alcanzan su máximo esplendor.
Relación con el ahorro y la inversión.
Empecemos pues con lo que, si no son estafas, pues andan por ahí cerca. Muchos créditos al consumo con intereses abusivos estarían en esta categoría. Puedes tener esto ahora o ahorrar durante un año y comprártelo. Eso sí, vas a pagar un interés del 23%. La forma más sibilina es el crédito gratis que al final no es gratis. No pague nada durante un año y a partir de entonces sablazo. Pasa el año, no tengo para cancelar la deuda y me sablean sin piedad. Por no tener paciencia. En este caso por la imprudencia de no ahorrar para pagarlo antes de que venza el año.
La paciencia es especialmente importante en la inversión. Caso típico es comprar unas acciones, estar en pérdidas a los 6 meses, vender y no invertir nunca más. Pasa con cualquier inversión volátil. Un buen ejemplo es la bolsa. La bolsa da mucho miedo a mucha gente porque los precios suben y bajan continuamente y hay riesgo de pérdidas, sobre todo a corto plazo. Justamente el secreto es invertir a largo plazo porque en ese caso los vaivenes de precio se suavizan, y por otro lado hay que dar tiempo a las compañías para hacer su trabajo y aportar beneficios. La economía mundial tiende a crecer y la mejor forma de capturar ese crecimiento es a través de las empresas. Pero puede haber periodos malos que se promedian cuanto más tiempo permanezcamos invertidos.
Las metáforas deportivas vienen a cuento aquí. Y las agrícolas. ¿Se imagina alguien que un tenista deja su trabajo porque ha empezado hace dos años y no ha jugado ninguna final de Wimbledon? El entrenamiento de un atleta de élite toma mucho tiempo. Cuando los vemos jugando finales no nos damos cuenta de que han empleado miles de horas en el gimnasio, entrenando, comiendo unas dietas estrictas… Muchas plantas tardan en desarrollarse y como poco hay que esperar meses para cosechar, digamos, trigo. Pero otras especies (vides recién plantadas) toman años. Y al igual que en la inversión hay riesgo de pérdida, por ejemplo por temas meteorológicos.
Cerca de donde vivía de niño había un castaño gigantesco. Para rodear el tronco hacían falta los brazos y cuerpos como de 12 o 15 personas. De hecho, algunas de las ramas tenían el grosor de castaños muy grandes. Ignoro la edad del castaño de Manzaneda. Siglos, casi seguro. Hay cosas que necesitan tiempo, por eso nosotros necesitamos paciencia.
Reflexión improvisada en audio: https://youtu.be/pBMIqtqxskM
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